20/7/14

identidad y adopción transracial - segunda parte (charla organizada por ICAA)

El pasado día 5 se realizó en Barcelona una charla, organizada por el ICAA (INstitut Català de l'Acolliment i l'Adopció), sobre la identidad y adopción transracial. La adopción transracial o interracial es aquella en la que los padres adoptivos son de una raza distinta al hijo o hija adoptado, esto se da tanto en adopción internacional como también en adopción nacional en España.

La charla se centraba en la creación de la identidad en los menores adoptados transracialmente, concretamente en la formación de una identidad racial sana, siguiendo ya alguna de las charlas que se han dado como la que se hizo el año pasado titulada Identidad y orígenes. En realidad la charla se dividía en dos, la primera parte, que ya os resumimos en otra entrada del blog, fue llevada a cabo por Montse Rius Ruich, psicóloga del equipo de adopciones de Fundació Eulàlia Torras de Beà , y la segunda parte en la que contó su experiencia como adoptada transracial, Cari McCay.

Creímos que era importante resumir esta charla en dos entradas ya que valía la pena profundizar al máximo en cada una de ellas. A decir verdad, aunque la charla terminó media hora más tarde de lo previsto y aún luego hubo espacio para preguntas de los asistentes, faltó tiempo.

Es esta ocasión os resumimos la intervención de Cari McCay. (Más vale tarde que nunca...)



Cari McCay empezó su charla contando una anécdota que le había pasado hacía poco, en un mercado cuando quiso ir a comprar pasta para llevar a un cena con amigos. Después de dar una vuelta por el mercado decidió preguntar a la dependienta de una parada de pasta si tendrían más luego ya que no había mucha en ese momento y esta le dijo que no. Siguió dando vueltas y finalmente decidió compara dos tipos distintos de pasta ya que no había encontrado lo que quería y volvió a la misma parada. La encontró lleva de pasta. En ese momento se dio cuenta que la dependienta no había querido atenderla porque era negra.

Comentó que en otro momento de su vida esta situación la habría puesto furiosa y la habría hundido, pero en este momento ha llegado a aceptarlo y aceptarse a si misma. Puede aceptar que exista gente racista, gente con prejuicios absurdos... y sigue generándole rabia y duele igual pero aceptarlo lleva a no hundirse.

En este punto empezó a contar su experiencia personal a través de la historia de su vida, su nacimiento, su adopción y como en un momento dado su vida da un giro que finalmente la lleva a este punto de aceptación.

Su adopción fue una adopción atípica en el sentido que su madre decidió conservar su nombre y apellidos de origen para mantener una parte de su identidad, pero eso, durante su infancia, le costó mucho de entender y la hizo sentirse aún más excluida. Su madre no hablaba sobre la diferencia, ni de cómo esa diferencia la afectaba. Para ella la diferencia no importaba y Cari creció creyendo que ella era blanca.

Durante su infancia siempre recibió del entorno discriminación positiva pero esto acabó en el momento en que llegó a la adolescencia y empezó a salir sola a la calle. Cuando empezó a tener problemas de racismo su madre siempre lo minimizó, incluso lo justificaba diciendo que eran personas ignorantes que nunca habían visto un negro. Cuando hablaba de la diferencia era para decirle que no importaba, que ella había crecido aquí y que no tendría problemas. Cuando recibían preguntas intrusivas por la calle, su madre siempre contestaba. Su intención era ayudarla pero esto a ella le dolía mucho. No se reconocía como negra, excepto cuando veía otras personas negras. Sentía que no tenía con quien compartir su dolor. Sentía que ella era la culpable. Se odiaba a si misma. Vivía en constante tensión esperando un comentario negativo. Poco a poco fue distanciándose de su familia, se cerró en ella misma, pero su madre lo vivió como una fase de la adolescencia. No fue una adolescente rebelde, se sentía tan hundida que no podía ni rebelarse.

Llega un momento de su vida, a los 25 años, en que se da cuenta que no quiere ser esa persona en la que se ha convertido. Ese momento coincide con una llamada de la policía en la que la informan de la muerte de su hermano biológico con el que prácticamente no había tenido relación. Fue una muerte muy dolorosa. En ese momento decide irse a Londres, se marcha sin conocer la lengua y sin tener claro que es lo que va a hacer allí o donde vivirá.

Allí, por primera vez, encuentra personas de otras razas a la blanca que le sirven de modelo, adultos que estaban normalizados en la sociedad, médicos, profesores y no solamente la visión que tenía estando aquí de personas que trabajan en el campo cogiendo fresas. Esto le dio fuerzas para darse cuenta que ella, aunque era negra, podía llegar a ser lo que quería ser.

También pudo entrar en contacto con otros adultos adoptados y compartir con ellos sus experiencias. Esto le ayudó también mucho, al ver que aunque venían de lugares muy distintos, de clases sociales distintas y etnias distintas, todos habían tenido las mismas experiencias.

Aunque también sintió racismo y especialmente le marcó el racismo de otras personas negras hacia ella por ser diferente y los chocante que fue darse cuenta que la raza no les unía.

Hasta los 30 años no pudo decir que sabia quien era y que se gustaba. Descubrió que no tenía que escoger una identidad, o bien la adoptiva o bien la biológica, sino que su identidad se formó como en un cocktail que incluye ambas culturas, ambas identidades.

Habló de la importancia de la resilencia, tanto para el hijo o hija, como para los padres. esa resilencia les ayudará cuando tenga que ir solos a afrontar los problemas de racismo con los que se encuentren. De la importancia de comentar con el hijo o hija todos esos momentos en los que hay comentarios o actitudes racistas. Y sobretodo ser coherente. Todas las personas de otras razas o etnias sufren en algún momento racimo, si hablamos a nuestros hijos o hijas sobre el racismo luego no podemos tener actitudes o comentarios racistas nosotros mismo hacia otras razas o culturas.




Cari McCay es asistenta social, fundadora y presidenta de la Asociación Gerard, asociación que tiene como principal objetivo el ayudar a desarrollar una identidad positiva a los niños adoptados interracialmente. La hemos podido escuchar contando sus experiencias en otras ocasiones en charlas organizadas por la Asociación Gerard y otras entidades.

Su padre biológico, afroamericano, estaba destinado en la base de Torrejón de Ardoz cuando conoció a su madre, Caridad, originaria de Guinea Ecuatorial. No obstante el matrimonio se separó cuando el padre tuvo que volver a Estados Unidos y dejó a su mujer y dos de sus hijos, un tercero viajó con él a américa. No volvieron de reunirse y al morir su madre, cuando Cari tenia 2 años, nadie se hizo cargo de ella. Cari pasó entonces a residir en un orfanato a cargo de la Congregació de Mares dels Desemparats, en Barcelona, su hermano biológico quedó al cuidado de unos amigos de la madre.

Allí Cari estuvo hasta los 6 años cuando la madre de una de las monjas, junto a su marido, decidió adoptarla. Su nuevo padre murió al poco tiempo, y aunque tenía hermanos estos eran ya mayores, así que básicamente se crió junto a su madre y hermana. Tuvo una infancia feliz con su familia hasta la llegada a la adolescencia que, como cuenta en la charla, hizo que empezara a sentir la diferencia y a apartarse de su familia.


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