21/11/13

¿son los padres que renuncian a sus hijos adoptivos indiferentes o no están preparados?


Esta es la traducción de un texto publicado en el New York Times por Tina Traster, madre adoptiva de una niña de origen ruso y autora del libro "Rescuing Julia Twice: A Mother’s Tale of Russian Adoption and Overcoming Reactive Attachment Disorder" (Rescatando a Julia dos veces: La historia de una madre por adopción en Rusia y cómo superar el desorden de apego reactivo) que va a publicarse próximamente en Estados Unidos. Si te interesa puedes visitar su web.
 
Como siempre que traducimos un texto, éste no representa las ideas de la web o de las personas que participan en este blog, únicamente lo traducimos para que sirva de reflexión y para mostrar distintos puntos de vista de distintas situaciones relacionadas con la adopción.
 
La semana pasada recibí un e-mail de una madre sobre como adoptó a un niño huérfano de origen ruso hace 13 años y la forma en la que todo salió mal. En unas frases directas me contó cómo ha viajado dos veces a Siberia. Me contó que su hijo ha estado entrando y saliendo de centros de detención juvenil. Ahora, a los 1 años, está bajo la custodia del estado y no quiere saber nada de ella. Esta mujer estaba devastada y no podía dar sentido a todo lo sucedido. Me dijo que después de invertir todo lo que tenía en ese niño, económica y emocionalmente, se ha quedado con nada ni nadie.
 
Sabía que yo la entendería. Había leído un ensayo que escribí sobre la dificultades que tuvimos, mi marido y yo, criando a nuestra hija adoptada en Rusia, y sabía que tenía un libro de memorias centrado en la adopción y el trastorno de apego que va a ser publicado el próximo año.
 
En su e-mail me preguntaba si podía llamarla. Lo hice. Hablamos de cómo mi marido y yo trabajamos con nuestra hija los primeros años cuando no se vinculaba, cuando teníamos un miedo de muerte a que no nunca fuera capaz de apegarse a nosotros o querer a los demás. Estaba feliz de saber que las cosas al fin salieron bien. Sobre todo, esta mujer, necesitaba liberar sus sentimientos de culpa, incapacidad y desesperación. Quería deshacerse de su carga. Quizás con solo hablar con ella podía ayudarla a hacerla más ligera.

 
  
Curiosamente, tuvimos esta conversación horas después de haber leído un informe de investigación de Reuters sobre el "realojamiento", una horrible historia de cómo algunos padres de niños adoptados internacionalmente se había ido "deshaciendo" o "regalando" a sus hijos a extraños, sin la intervención de agencias estatales, consejeros e incluso sin abogados. El artículo es cómo el guión de una película de terror: una persona adoptada en Liberia, con problema de salud y comportamiento severos, que había estado con una familia adoptiva 2 años fue entregada a otra familia en el exterior de su parque de caravanas. Sin abogados o servicios sociales involucrados en ese intercambio. Los padres de al menor adoptada simplemente firmaron un acta notarial declarando que ese extraños se convertían en los guardianes de su hija.
 
Reuter analizó más de 5000 entradas sobre "realojamiento" en un periodo de 5 años en una lista de correo de Yahoo. La mayoría de los niños habían sido adoptados en el extranjero, de países cómo Rusia, Cina, Etiopía y Ucrania. En un caso el anuncio decía: "Adoptamos a una niña de 8 años de China... Desafortunadamente estamos luchando después de tenerla en casa 5 días". ¡Guau, cinco días enteros y ya están dispuestos a renunciar a ella!
 
Si no eres un padre adoptivo de un menor de el extranjero, puedo apostar a que su cerebro es incapaz de imaginar algo tan atroz. ¿Cómo puede un padre deshacerse de su hijo? Incluso si el niño no responde al amor o parece estar lleno de odio ¿cómo puedes entregarlo a un extraño? Una persona así no es tan solo no apto cómo padre, debe ser una persona depravada, sin corazón. ¿Verdad?
 
Como madre adoptiva, tengo información privilegiada sobre cómo puede ser de difícil una adopción. No creo que la gente viaje a China, Rusia y Etiopía con malas intenciones. De hecho, las personas que quieren criar a un niño que necesita un hogar probablemente empiezan con el corazón lleno de amor y optimismo. Pero, cuando vuelven a casa con su hijo y la emoción se calma, y los problemas comienzan ya que no pueden manejar a su hijo, sus sueños se convierten en pesadillas. Se encuentran solo, asustados, privados y llenos de pesar. ¿Cómo se comportan en esas circunstancias no sólo podría sorprender al mundo, también escandalizar a los propios padres? En uno de los mensajes de la lista de correo del artículo de Reuters, una mujer que había adoptado a un niño de 11 años de Guatemala escribía: "Me siento totalmente avergonzada de decirlo pero realmente ¡ odiamos a este niño!".

 
Naturalmente el artículo de Reuters nos hace aferrarnos a una solución rápida. Se han hecho llamamientos para que se revise la situación de estos padres e hijos adoptivos, junto a propuestas de para crear sistemas que eviten y contrarresten estas situaciones. La rotura de una adopción para poder encontrar una nueva casa a un niño puede tener éxito, tanto para la familia original como para el menor y la nueva familia, y a menudo el mecanismo legal utilizado por las familias es le mismo que menciona el texto de Reuters: el poder notarial. Pero ¿cómo podemos proteger a los niños contra el abuso de este poder (notarial)?
 
Esto es de los que creo que deberíamos estar hablando: muchos, tal vez incluso la mayoría, de los padres adoptivos no están realmente preparados para las consecuencias de ser el padre/madre de un menor que ha empezado su vida en una institución u orfanato. No estamos preparados para manejar un trastorno de apego reactivo, el síndrome alcohólico fetal, menores violentos o que se autolesionan. Mi marido y yo por ejemplo, no teníamos ninguna formación sobre estos temas antes de llevarnos a nuestra hija de 8 meses a casa hace diez años desde Siberia. Me han dicho desde la mayoría de estados que las cosas han cambiado, los futuros padres adoptivos deben asistir a talleres y leer sobre estos temas, pero yo conozco cómo me sentía después de haber leído un poco sobre ellos. Estoy realmente segura que la mayoría de nosotros creemos que con amor es suficiente, la herida va a desaparecer. Que con suficientes cuidados, cariño, comida y juguetes se puede borrar el pasado.
 
No podemos y no lo hacen. La adopción de un menor en estas circunstancias es rara vez una camino fácil. Si los padres tienen suerte, como nosotros hemos tenido, nos encontramos con recursos, con suficiente resilencia (capacidad de resistir al adversidad) y el amor que necesitamos.


 
La única cosa buena que puede surgir de las tragedias descritas por el artículo de Reuters es el esfuerzo de la sociedad para involucrarse en las vidas de las familias con hijos adoptados en el extranjero. Aquellos de nosotros que nos estamos hundiendo necesitamos más comprensión, apoyo y diálogo sobre que es para nosotros al experiencia de la paternidad. Debemos sentirnos más comprendidos y menos juzgados. Mientras todos hablan sobre que las agencias de adopción deben añadir servicios de post-adopción más consistentes, aún queda mucho por hacer. Lo ideal sería que las personas que trabajan, enseñan y cuidan de niños pequeños - de los maestros a los pediatras y terapeutas - fueran formados sobre los menores institucionalizados que han sido adoptados. Deberían estar capacitados para reconocer sus síntomas. En mi caso, si hubiéramos tenido profesionales alrededor que entendieran que era un desorden de apego reactivo, habríamos cogido los problemas de Julia antes.
 
Recibo e-mails muchas veces de padres de menores adoptados en el extranjero que están luchando. Lo que me dicen siempre es que se sienten consolados de saber que no están solos.
 
 
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